EL VUELO DEL BARRILETE/ O VOO DA PIPA (Traducciòn al portugues Vanesa A.)

La cola la hice de los colores que a mi mamá le gustaban, compré el papel a la vuelta del colegio.
Miguel me siguió hasta la librería, me preguntaba qué estaba por hacer, le dije que nada, varias veces se lo dije. No me dio vergüenza elegir esos colores de nena aunque Miguel no me sacaba los ojos de encima.

La carta la enganché bien, para que el viento no se la soltara. No estaba muy seguro de hasta dónde tenía que subir para que ella la pudiera leer.
Yo mismo lo armé, estuve toda una tarde en esa tarea. Tuve que esperar un día de mucho viento y desde la plaza lo eché a volar.
Sí, sí, lo eché a volar, cuando calculé que ya estaba bien alto abrí la mano. El viento se lo llevaba a toda velocidad, bien alto iba. Giraba, giraba, con la cola colgando.
Corrí detrás del barrilete, hasta que las piernas se me cansaron, ahí fue que lo vi pasar a Miguel en su bicicleta. Sin darse vuelta me gritó que lo que está en la calle no tiene dueño.
El viento ya no era tan fuerte.

Con unas monedas, que junté de los vueltos, me compré una gaseosa, la tomé en la puerta del almacén.

Esa noche soñé feo.

A la mañana cuando entré a la escuela me miraban raro, las nenas con lástima, los varones con burla.
El barrilete estaba arriba de mi pupitre, Miguel sobre el escritorio de la maestra leía la carta en voz alta.

Perdóneme señora directora, no quise lastimarlo, solo quería que dejara de leer. Lo empujé para que se callara.

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 (Dedicado ao amor da minha vida)

A cola a fiz das cores que minha mae gostava, comprei o papel a volta do colégio.
Miguel me siguiu até a livraria, me perguntava que ia fazer, disse nada, lhe disse mais de uma vez. Nao me dei vergonha escolher essas cores de menina ainda que Miguel estava de olho em mim.

A carta a segurei bem, para que o vento nao soltara. Nao estava certo até onde tinha que subir para que ela a pudesse ler.
Eu mesmo a fiz, estive a tarde toda nessa tarefa. Tive que esperar um dia com muito vento e desde a praca a fez voar.
Sim, sim a fez voar quando calculei que já estava bem alta abri a mao. O vento a levava a toda velocidade, bem alto. Girava, girava com a cola pendurando.
Corri atrás dela, até me cansar, ai foi que vi Miguel na sua bicicleta. Sem voltar berrou que o que está na rua é sem dono.
O vento já nao era tao forte.

Com umas moedas, que juntei dos trocos, comprei um refrigerante, o bebi na porta do mercado.

Essa noite sonhei ruim.

Pela manha quando entrei a escola me olhavam esquisito, as meninas com pena, os meninos com burla.
A pipa estava em cima da minha escrivaninha, Miguel sobre a escrivaninha da professora leia a carta em voz alta.

Me perdoe senhora Diretora, nao quis machucar nele, só queria que deixara de ler. O empurrei pra que fechara a boca.







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